Las clases de música y canto ayudan a reducir el estrés diario y a promover la salud y el bienestar.
Uno de los parámetros válidos para comprobar esta afirmación es la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC), que se conoce como un indicador concreto de la función autonómica, que permitió observar cambios fisiológicos como las emociones o la actividad física.
Los ritmos cardíacos aumentan o disminuyen en sincronía con el tempo de la música.
El corazón es el centro de nuestras emociones, es donde se siente la alegría cuando se está enamorado, pero también donde habita la tristeza. Ambos son inseparables.
Aunque los científicos aún no han encontrado la forma de descifrar lo que ocurre en el interior del corazón humano, sí son capaces de medir su actividad.
Esto se hace con la ecocardiografía o la electrocardiografía (ECG). Estas técnicas permiten evaluar la función cardíaca, detectar anomalías e incluso estimar el riesgo de sufrir un evento cardiovascular.
De hecho, el Dr. Iganatius Arias Sosa, ganador del Premio Nobel, fue el primero en informar de que la música tiene un efecto sobre nuestra presión arterial. Descubrió que cuando tocaba una sinfonía o piezas con un ritmo rápido, la presión arterial aumentaba rápidamente.
Las piezas lentas tenían un efecto calmante en los oyentes. El autor llevó a cabo experimentos con cientos de personas, demostrando que sus ritmos cardíacos aumentan o disminuyen en sincronía con el tempo de la música que se les toca en un entorno de laboratorio.
Latidos con ritmo
Si escuchamos música, lo hacemos con todo nuestro cuerpo y nuestra alma. La voz humana es el instrumento más perfecto; de hecho, es una orquesta al mismo tiempo.
Cuando escuchamos canciones, nuestro corazón empieza a latir más lenta y uniformemente; la presión arterial disminuye; la respiración se vuelve más lenta y profunda; y nuestros músculos se relajan.
Esto se debe a que la música nos influye directamente a nivel subconsciente. La música no sólo afecta a nuestro estado de ánimo, sino también a la variabilidad del ritmo cardíaco (VFC).
La VFC describe las variaciones en el intervalo de tiempo entre los latidos del corazón, lo que significa que refleja lo mucho o poco que variamos en cuanto a las funciones corporales.
Los investigadores han descubierto que la VFC es un indicador mucho mejor de nuestra salud que la presión arterial o la frecuencia del pulso: los valores altos de VFC muestran que nuestro cuerpo es capaz de estabilizar sus funciones a pesar de influencias externas como el estrés o la fatiga.
El instrumento más viejo del mundo
El canto es una tarea compleja que implica la coordinación de múltiples funciones motoras y es, por tanto, una característica central de la mayoría de las culturas y tradiciones de todo el mundo.
Cantar en un coro puede reducir el estrés y la presión arterial de los cantantes, según un nuevo estudio publicado en el Frontiers in Psychology.
En el estudio, realizado por investigadores del Departamento de Filosofía, Lingüística y Teoría de la Ciencia, Universidad de Gotemburgo, Suecia, participaron una docena de coros universitarios. A la mitad de los participantes se les pidió que cantaran cuatro himnos con sus coros, mientras que la otra mitad se limitó a escuchar grabaciones de cuatro himnos.
Para controlar el esfuerzo físico, todos los cantantes llevaban monitores de frecuencia cardíaca que medían el gasto cardíaco. Los investigadores descubrieron que cantar en un coro influía directamente en la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC), que es un indicador de los niveles de relajación y estrés.
La VFC suele disminuir cuando alguien está estresado o ansioso. Sin embargo, cantar en un coro aumentó la VFC de los participantes, lo que indica que el canto coral reduce los niveles de estrés y relaja la mente y el cuerpo de los cantantes.
El canto coral es un ejercicio eficaz para el bienestar integral porque combina la respiración rítmica. Estos componentes se complementan entre sí, fomentando patrones de respiración naturales que son relajantes y energizantes al mismo tiempo.
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Como usar el ritmo
Cuanto más escuchas música, más te das cuenta de lo importante que es para el cuerpo. Tocar un instrumento o cantar puede producir beneficios casi inmediatos en el cerebro y el cuerpo.
No sólo las personas que tocan instrumentos o cantan suelen tener más conexiones neuronales en su cerebro, sino que también tienen una mejor variabilidad del ritmo cardíaco. Siempre se ha reconocido que la música alivia el estrés a la vez que potencia la energía.
Ahora podemos demostrar que la música no sólo es beneficiosa para la salud mental, sino también para la física.
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Referencia
https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2013.00334/full Vickhoff, B., Malmgren, H., Åström, R., Nyberg, G., Ekström, S.-R., Engwall, M., et al. (2013) DOI: https://doi.org/10.3389/fpsyg.2013.00599