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Desde Prometeo hasta Heraclito el fuego ha sido símbolo protagonista en mitos y corrientes filosóficas. El primero, también llamado “Titán amigo de los mortales” nos otorgó el fuego de los dioses según la mitología griega.

Por otra parte, filósofo griego Heraclito, entendió el fuego como un elemento vivo, armónico y en constante contraste. Al mantener una llama viva en consecuencia de la quema y por tanto destrucción de aquello que se prende.

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Desde el dinamismo, todo está en constante movimiento, todo cambia y toda transformación está atada a la dualidad, no hay frío sin calor, ni juventud sin vejez.

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El fuego mismo reúne dicha dualidad, simbolizando vida y muerte, fin e inicio de una etapa, creación y destrucción. Incluso nuestros antepasados prehistóricos, sin quererlo, supieron de la importancia de este elemento.

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En nuestra evolución como especie nos permitió un refugio y la capacidad de alimentarnos formando los cimientos del ser humano como lo conocemos ahora.

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Pero además fue el fuego el que permitió la creación de la meditación, una actividad que hacemos millones de seres humanos hoy en día.

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Este mismo acto nos llevó a la evolución y la inteligencia que tenemos como homo sapiens. De esto hablamos en la segunda entrega de La Saga de los Elementos, que puedes disfrutar junto a un audio original.

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A parte de ser una herramienta en la evolución humana ha sido también una forma de expresión, cargada de significado.

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La llama del cambio

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Esta influencia se ve reflejada en múltiples culturas. Una costumbre de despedida, de fin y vuelta al inicio de un ciclo, como al cremar el cuerpo de la persona fallecida como último adiós, una forma de purificación y liberación del alma.

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La transformación se ve presente desde tiempos inmemoriales también en la quema de ciertos objetos que ha formado parte de culturas como la Valenciana, en España, donde es costumbre la quema de grandes figuras.

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Originariamente los carpinteros quemaban los restos de madera y utensilios a modo de limpieza del taller en vísperas del día de su patrón San José.

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Gracias a ello a día de hoy se queman grandes figuras de diferentes temáticas. Verdaderas obras de arte e imágenes satíricas para simbolizar la eliminación y purificación de aquello que no se quiere conservar durante el resto del año.

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De esa manera cierran un ciclo después del invierno para dar bienvenida a la primavera.

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Dentro de las creencias y cultura, encontramos cientos de ejemplos donde las llamas son la protagonista. Algo dentro del sonido, la luz y el calor del fuego ha hecho que los seres humanos nos sintamos inspirados.

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Al igual que la figura del Ave Fénix, que como explica en su libro el autor Carl Gustav Jung, tiene grandes similitudes con el ser humano.

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Entre ella como esta criatura de fuego puede elevarse majestuosa desde las cenizas, que simboliza el poder resiliencia y la capacidad inigualable de los seres humanos a renovarse, renacer más fuertes.

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Este mito a formado partes de grandes culturas y raíces dentro de leyendas de muchos países. Si duda, una de las grandes referencias a las características del fuego es la increíble historia del Ave Fénix.

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Uno de los aspectos a destacar, es que en esta fábula el fuego retratado como un ave llena de sabiduría, ya que conocía la vida y la muerte en su totalidad.

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Sanación dentro de las ondas de sonido

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En la mayoría de los estudios relacionados con el fuego y nuestra relación física, se centran en el calor, la luz y hasta el olor.

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Dichos estudios reflejan que es un estímulo que asociamos con la relajación y la calma de la mente.

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Pero lo más interesante es el reciente estudio de la Universidad de Alabama.

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Esta investigación se centraba en la reacción física recogida a través de un electrocardiograma descubrió que el principal estimulo para lograr esta relajación física y mental, era solo el sonido.

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Para descubrir mas sobre este tema, la segunda entrega de La Saga de los Elementos ya está disponible a través de nuestra página web.

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Estamos llamas

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A su vez la calidez y potencial de este elemento simboliza el tercer chakra, la zona del estómago también llamado plexo solar.

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Aquí sucede parte de la transmutación que nos mantiene vivos, la conversión de los alimentos en energía mediante la quema de estos.

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Este tercer chakra se sitúa en el considerado núcleo de nuestra fuerza en disciplinas como el pilates. Esta fuerza también se traduce en nuestra fuerza vital, en cómo nos percibimos, en definitiva, nuestra estima e identidad.

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Una falta de esta se podría ver reflejada en esta zona y a su vez donde más sintamos la resonancia del crepitar de las llamas.

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Al igual que en muchas culturas, donde encontramos diferentes analogías para describir la pasión sexual a través del fuego.

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Esto se puede ver reflejado en expresiones como sentir una “chispa” con alguien o al querer mantener “la llama” dentro de la pareja.

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Los taoístas, por ejemplo, consideran a las mujeres como Yin/agua, cosmológicamente iguales y complementarias a los hombres que son Yang/fuego, por lo tanto, la interacción de los actos sexuales crea el equilibrio del Yin Yang.

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Un camino crepitante hacia la sanación

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Como ves no importa si la hoguera la tienes delante y puedes sentir su calor o si es un audio en tu teléfono que escuchas con los ojos cerrados.

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El fuego es pasión, pero nos trasmite paz.

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Aural Zone ha creado un audio original con el que podrás disfrutar de este elemento en todo su potencial. Lo podrás disfrutar en cualquier momento junto a la segunda parte de La Sagas de Los Elementos.

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Entra en la web de auralzone.com y consigue ya el eco-book “Casa si fuego, cuerpo sin alma”

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Recuerda que estos libros son interactivos, participa en las conversaciones en el foro, de las listas originales y comparte tu experiencia a través de las redes sociales disponibles.

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Referencia

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https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/147470491401200509 ristova-Vasileva, Bineva, Todorov, et al. 2019 DOI: https://doi.org/10.1177/147470491401200509